En la costa atlántica colombiana los decimeros gozan de un raro prestigio, que en tierras cachacas no lo tienen ni los médicos acertados. El componente esencial de semejante crédito se debe a su habilidad de fijar para la memoria anécdotas y lances, historietas y picardías, fábulas y leyendas. El cómo lo hacen es una fórmula con dos ingredientes: el primero lo aporta el idioma castellano, que vino al mundo con una empaquetadura en la cual sólo cabe el metro de ocho sílabas. Los demás son simples angaripolas, incluyendo el acartonado, aburguesado, somnoliento y artificioso alejandrino. El octosílabo guarda con nuestro idioma una relación de identidad, como el amanecer y la luz. Y son inseparables como la tortuga y su concha; es el metro "más sencillo para el hablante español, fluye de manera natural con facilidad". Algunas jarchas mozárabes, con casi mil años de antigüedad, ya empiezan con octosílabos gramaticales. En esos tiempos se apreciaba tanto a los recitadores populares porque "... ellos mismos conservaban en su memoria y encomendaban a la agena (sic) sus canciones, sirviendo de archivos vivos...", según nos cuenta G.B. Depping en su rancio 'Romancero Castellano'.
miércoles, 24 de octubre de 2012
Romancero Castellano
En la costa atlántica colombiana los decimeros gozan de un raro prestigio, que en tierras cachacas no lo tienen ni los médicos acertados. El componente esencial de semejante crédito se debe a su habilidad de fijar para la memoria anécdotas y lances, historietas y picardías, fábulas y leyendas. El cómo lo hacen es una fórmula con dos ingredientes: el primero lo aporta el idioma castellano, que vino al mundo con una empaquetadura en la cual sólo cabe el metro de ocho sílabas. Los demás son simples angaripolas, incluyendo el acartonado, aburguesado, somnoliento y artificioso alejandrino. El octosílabo guarda con nuestro idioma una relación de identidad, como el amanecer y la luz. Y son inseparables como la tortuga y su concha; es el metro "más sencillo para el hablante español, fluye de manera natural con facilidad". Algunas jarchas mozárabes, con casi mil años de antigüedad, ya empiezan con octosílabos gramaticales. En esos tiempos se apreciaba tanto a los recitadores populares porque "... ellos mismos conservaban en su memoria y encomendaban a la agena (sic) sus canciones, sirviendo de archivos vivos...", según nos cuenta G.B. Depping en su rancio 'Romancero Castellano'.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario