lunes, 29 de octubre de 2012
Cepeda
Para ellos, y para sus continuadores de hoy, Cepeda sigue siendo sinónimo de malestar y de intranquilidad, lo cual explica que no se hable aún lo suficiente de una novela que, hasta en eso, mantiene su corrosiva beligerancia al cabo de más de veinte años de haber sido publicada por primera vez. Mientras los oficiantes y prebendados del culto de la Mama Grande recuperaron ya el éxito de García Márquez ¿su obra está a salvo de la beatería y del chauvinismo¿, y mientras la leyenda de Cepeda como personaje sirve a veces para usos parecidos, La casa grande subsiste como un ejemplo y como un reto, como una novela importante que hasta hoy le ha resultado demasiado grande a la crítica colombiana, quedándose a la espera de una justa valoración y de una equitativa inserción en el proceso general de la narrativa del país y del continente. En todo caso, ya es tiempo de que simplemente se imponga por su incuestionable vigencia estética.
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